Hace apenas unos días recibimos la visita de el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan–ATLAS). Este cometa ha sido destacado como uno de los más memorables en las últimas décadas, y después de acercarse al Sol en septiembre de 2024, comenzó a ser visible desde la Tierra.
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C/2023 A3 Tsichinshan-ATLAS and its antitail: 15 Oct. 2024. Fotografía de la web The Virtual Telescope Project |
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Estructura de un Cometa |
- Núcleo: La parte sólida del cometa, hecho de roca y hielo.
- Coma: Una atmósfera tenue que rodea el núcleo cuando el cometa se aproxima al Sol, formada por gases y polvo.
- Cola: La estela de gases y partículas que se forma a medida que el cometa se calienta y el hielo sublima (pasa de estado sólido a gas).
Como hemos mencionado, los cometas se mueven en órbitas muy excéntricas, lo que significa que pasan largos periodos en regiones frías y distantes del Sistema Solar antes de acercarse al Sol y volverse visibles. Aunque tanto los cometas como los asteroides son cuerpos pequeños que orbitan el Sol, tienen diferencias fundamentales en su composición y comportamiento.
Característica | Cometas | Asteroides |
---|---|---|
Composición | Hielo, polvo y roca | Roca y metal |
Ubicación | Nube de Oort o Cinturón de Kuiper | Principalmente en el Cinturón de Asteroides (entre Marte y Júpiter) |
Cola | Forman cola cuando se acercan al sol | No forman cola |
Órbita | Muy excéntrica (muy alargada) | Más circular, menos excéntrica |
Origen | Zonas frías más allá de Neptuno | Sistema Solar Interior |
El Cinturón de Kuiper: Un disco plano más allá de la órbita de Neptuno, donde residen objetos helados. Aquí se encuentran los cometas de período corto, como el famosísimo cometa Halley.
La Nube de Oort: Una vasta esfera de cuerpos helados que rodea el Sistema Solar a una distancia extrema. Desde esta región provienen los cometas de largo período, que pueden tardar miles de años en completar una órbita.
Los cometas, al provenir de estas zonas frías y lejanas, contienen materiales que datan de los inicios del Sistema Solar, lo que los convierte en auténticas cápsulas del tiempo que ayudan a los astrofísicos a entender cómo se formó nuestro sistema planetario.
Sin duda, la característica más espectacular y que más llama la atención de los Cometas es la formación de sus colas. A medida que un cometa se acerca al Sol, el calor provoca que el hielo de su núcleo se sublime (pase directamente de estado sólido a estado gaseoso), liberando partículas de polvo y gas que son empujadas por el viento solar (corriente de partículas cargadas que se liberan desde la corona solar, principalmente electrones, protones y partículas alfa -nucleos de Helio ionizado-).
Existen dos tipos de colas
- Cola de Polvo: Formada por partículas de polvo que son arrastradas lejos del cometa. Esta cola es más curvada y refleja la luz del Sol.
- Cola Iónica (de Plasma): Compuesta por gases ionizados (plasma) que interactúan con el viento solar. Esta cola es recta y apunta siempre en dirección opuesta al Sol.
Para visualizar mejor cómo cambian las colas de los cometas en relación a su proximidad al Sol, imaginemos un cometa que viaja en su órbita:
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Esquema de la órbita de un Cometa |
Cuando el cometa está lejos del Sol, en la parte más alejada de su órbita (afelio), el cometa no tiene cola visible. Su núcleo está congelado y no hay sublimación significativa.
A medida que se acerca al Sol, el aumento de la temperatura hace que los gases y el polvo comiencen a escapar del núcleo, creando la coma y, eventualmente, las colas. La cola de polvo se curva detrás del cometa siguiendo su órbita, mientras que la cola iónica siempre apunta en la dirección contraria al Sol debido a la presión del viento solar.
Al pasar cerca del Sol (perihelio), las colas se vuelven más largas y brillantes debido a la intensa sublimación. Una vez que el cometa empieza a alejarse nuevamente, las colas se acortan y se disipan.
Así, los cometas son más que simples cuerpos de hielo vagando por el espacio. Son fragmentos de la historia del Sistema Solar, y su comportamiento es un recordatorio de los complejísimos procesos que ocurren en nuestro vecindario cósmico. Sus impresionantes colas, siempre dirigidas en sentido contrario al Sol, son solo un pequeño ejemplo de cómo el viento solar influye en estos fascinantes objetos celestes. La próxima vez que un cometa sea visible desde la Tierra, sabremos que estamos siendo testigos de un visitante de los rincones más lejanos y antiguos del Sistema Solar.