lunes, 21 de octubre de 2024

Sesión de Observación Astronómica para la Semana Cultural de Cózar 2024

La noche del viernes 16 al sábado 17 de Agosto de 2024 disfrutamos de la segunda observación astronómica que el Club Ojos de Gata tuvo el placer de ofrecer a toda la gente de Cózar con motivo de la Semana Cultural 2024.

Tal y como ocurrió el año pasado, también tuvimos que mover la fecha inicial debido, en este caso, a la coincidencia con otros actos del programa cultural de la Semana. Hubiéramos preferido hacerlo la noche del 12 de Agosto, con luna media y además con la posibilidad de contemplar las Perseidas, pero hay que adaptarse a lo posible. Lo importante, creemos, es dar a probar la pasión por el conocimiento de nuestro Universo, y eso se puede hacer en cualquier momento (menos cuando hay nubes :-) )

También tuvimos unos problemillas logísticos al principio de la sesión, ya que hubo varias personas que no encontraron a la primera el lugar de la observación, que no estaba del todo correctamente indicado en el programa. Pero al final todos pudieron observar por nuestro telescopio las atracciones que ofrecía el cielo esa noche. Y cuando decimos todos, es un TODOS con mayúsculas, porque acudieron muchas personas a la sesión, muchas más de las que esperábamos. Así que damos las gracias desde aquí a todos los asistentes por su paciencia y colaboración, guardando turno pacientemente para tener unos segundos de acceso a nuestro Universo, y prometemos aprender para organizar mejores sesiones en el futuro.

Comenzamos con una introducción de nuestra presidenta Iria en la que explicó el porqué de nuestro nombre "Ojos de Gata" y luego repasamos las constelaciones y estrellas más importantes que podían apreciarse a simple vista. Finalmente nos dirigimos a nuestro Celestron Schmidt-Cassegrain StarSense Explorer DX6 para observar la Luna y Saturno.

Fotografía de móvil a través de ocular

En el caso de la Luna hubo que utilizar un polarizador (las gafas de sol de un telescopio, para entendernos), ya que el brillo de nuestro satélite era demasiado grande para la observación directa. Como ya sabéis, siempre recomendamos la observación de la Luna desde Luna Nueva a Cuarto Creciente, y desde Cuarto Menguante a Luna Nueva, evitando los días próximos a Luna Llena, porque se obtiene mejor visión y mucho más contraste. Añadimos una fotografía de la Luna obtenida por Iñaki aplicando su teléfono móvil al ocular del telescopio en la que se pueden apreciar bastante bien algunos cráteres en la zona del terminador.

Imagen de Stellarium

A continuación observamos Saturno con diversos oculares de menor a mayor aumento. Lamentablemente la posición de los anillos con respecto a la Tierra hizo menos espectacular la visión de este planeta que el año pasado, además el brillo de la Luna impidió apreciar fácilmente alguno de sus satélites; aun así todos aquellos que pudieron apreciar con sus ojos algún detalle del segundo gigante de nuestro Sistema Solar no lo olvidarán con facilidad. En la imagen creada con Stellarium, se puede apreciar aproximadamente el resultado de la observación. 

Mizar y Alcor en el centro de la imagen

La gran cantidad de asistentes provocó que no tuviéramos tiempo de intentar la observación de la Galaxia de Andrómeda como era nuestro propósito inicial, pero como bonus para los más entusiastas enfocamos el telescopio a Mizar, la estrella central del "mango del cazo" de la Osa Mayor, para apreciar  a su compañera Alcor, separada de Mizar por menos de 12 minutos de arco. Ambas estrellas están físicamente a unos 3 meses luz la una de la otra, y aunque parece que se mueven juntas no está claro que formen un auténtico sistema binario. Podéis ver a continuación algunas fotografías tomadas por Xandra.


Casiopea

Osa Mayor y Osa Menor (a la derecha la estrella Polar)

El vicepresidente del Club y su espada láser (puntero astronómico)


jueves, 23 de mayo de 2024

El Día de la Toalla

Puede que no fuera propiamente un científico, pero acercó a la ciencia a millones de personas gracias a sus maravillosas novelas de Ciencia Ficción... muy particular. Y a punto de llegar al 25 de Mayo, El Día de la Toalla, fecha que sus seguidores eligieron para recordarle cada año, teníamos que unirnos a este homenaje desde nuestro humilde club. Os presentamos al maravilloso Douglas Adams:

Douglas Adams

Su nombre completo era Douglas Noël Adams, hijo de Janet Donovan y Christopher Douglas Adams. Se educó en el Primrose Hill School en Brentwood donde se especializó en arte y preparó los exámenes Oxbridge Entrance. Se cuenta que mientras estaba en el Preparatory School, su profesor Frank Halford le concedió el único 10 de su carrera como profesor por un ejercicio de composición creativa. En la escuela Douglas ya publicó alguno de sus primeros relatos.

Gracias a un ensayo sobre poesía religiosa donde mezcló a los Beatles con William Blake, consiguió una plaza en el St John's College, Cambridge, en 1971. En 1974 Adams se gradúa con B.A. en Literatura Inglesa. Algunos de sus primeros trabajos aparecieron inmediatamente después en la BBC2. Una versión de estos trabajos representados en el West End de Londres hicieron que Adams fuera descubierto por Graham Chapman, de los Monty Python. Ambos formaron una breve asociación, y Adams apareció como autor en el episodio 45 de Monty Python's Flying Circus. Adams colaboraría en otras ocasiones en diversos trabajos del legendario grupo de humor británico.

La gran obra de Adams se empezó a fraguar en 1977: La Guía del Autoestopista Galáctico. The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, era originalmente un serial radiofónico de ciencia-ficción y comedia, producido por Simon Brett para BBC Radio 4. Parece que el origen de la saga fue más o menos concebido durante un viaje de Adams por Austria. Sin embargo la historia, aunque planificada en cierto modo desde el principio, fue realmente creada a medida que Adams iba escribiendo, sin un argumento previamente establecido. BBC Radio 4 emitió la primera serie semanalmente entre marzo y abril de 1978, tras el gran éxito, Adams escribió una segunda serie emitida en enero de 1980.

Edición original de
The Hitchhiker's Guide to the Galaxy

Douglas Adams fue literalmente obligado por el éxito a plasmar los guiones radiofónicos en las novelas que le hicieron conocido en todo el mundo y adorado por legiones de lectores ávidos de humor inteligente. Las cinco novelas que pudo escribir hasta su muerte de una de las mejores y más igeniosas sagas de ciencia ficción de todos los tiempos fueron: The Hitchhiker's Guide to the Galaxy (1979); The Restaurant at the End of the Universe (1980); Life, the Universe and Everything (1982); So Long, and Thanks For All the Fish (1984) y Mostly Harmless (1992). En 1993 el productor Dirk Maggs trató de que Adams creara una tercera serie de guiones basados en la tercera novela de la saga, pero ni esta serie, ni las dos posteriores fueron publicadas hasta después de la muerte de Adams, desde 2001 hasta 2005. En la serie se presentan las aventuras de Arthur Dent desde el día en que recibe la noticia de que su casa va a ser derribada para hacer una carretera, y curiosamente la Tierra misma va a ser derribada el mismo día para crear un circunvalación en una ruta interplanetaria. Arthur recorre la galaxia en todas las direcciones, incluyendo la temporal, alcanzando cotas de genialidad hilarante solo explicables y entendibles por aquellos que se decidan a sumergirse en algunas de las mejores páginas de la literatura universal.

Douglas Adams también trabajó en otros proyectos de gran calidad, como la serie de televisión Doctor Who, trabajó con el grupo musical británico Pink Floyd, colaboró en la creación de juegos interactivos de ordenador como HHGG, Labyrinth, Bureaucracy, Starship Titanic; presentó y escribió un programa documental de televisión Hyperland...

Edición original de
Dirk Gently's
Holistic Detective Agency

Pero su obra más importante, aparte de The Guide, fue otra serie de novelas que lamentablemente solo cuenta con dos partes, aunque muy probablemente Adams estaba trabajando en una tercera antes de morir; se trata de Dirk Gently's Holistic Detective Agency (1987), descrita por Adams como "algo así como una historia de fantasmas-horror-detectives-viaje-en-el-tiempo-romántica-comedia-épica, que tiene mucho que ver con el barro, la música y la mecánica cuántica. La segunda novela, The Long Dark Tea-Time of the Soul fue publicada en 1988.

Poco antes de la publicación de la última novela de The Guide, Douglas se casó con Jane Belson, con quien mantenía una relación romántica con fuertes altibajos desde 1981 y se establecieron en Londres. Douglas y Jane tuvieron una hija en 1994; la familia se trasladó desde Londres a Santa Bárbara (California) en 1999, donde vivieron hasta la muerte de Douglas por un ataque al corazón. Tras la desaparición de Adams, su hija y su viuda volvieron a Londres. En mayo de 2002 fue publicada su obra póstuma The Salmon of Doubt, con muchas historias cortas, ensayos, cartas y once capítulos de su última novela, The Salmon of Doubt, que posiblemente iba a ser la tercera en la serie de Dirk Gently.

Un asteroide, cuya denominación original era 2001 DA42, fue renombrado como 25924 Douglasadams en honor del genial escritor inglés. Este asteroide fue elegido porque hacía referencia al año de su muerte, 2001, tenía sus iniciales, DA, y contenía el número 42, un número que juega un papel muy importante en la saga de The Guide; además todos los seguidores y admiradores de Douglas Adams le recuerdan cada 25 de mayo, designado por ellos como El Día de la Toalla. Para entender la referencia, igual que con el número 42, es necesario leer The Guide ;-)

La respuesta a la cuestión sobre
 la Vida, el Universo y todo lo demás

En cuanto a sus creencias sociales y políticas, Adams se declaraba un "ateo radical", convencido de que no hay dios, ya que nunca había visto ninguna evidencia que lo convenciera de lo contrario. Zanjado así este tema, Adams prefería dedicar su tiempo a otras causas como el ambientalismo y la ecología, que fueron los otros pilares de su vida. Sin embargo Adams siempre reconoció su fascinación por las religiones, originada, según sus propias palabras, en el hecho de que "tantas personas, aparte de esto, racionales e inteligentes, a pesar de todo la toman tan en serio". Adams fue un activista ecologista que peleó por la defensa de las especies en peligro de extinción, a lo que dedicó su libro Last Chance to See (Última oportunidad de ver); Adams fue también uno de los más activos colaboradores del Fondo Dian Fossey para la Defensa de los Gorilas, así como del Gran Proyecto Simio.

Os animamos muy encarecidamente a disfrutar de la ciencia, las aventuras y el humor a través de las maravillosas páginas de  The Guide. Si es posible en su versión original en inglés, pero la traducción al españól está maravillosamente cuidada y te vas a reír igual. Ya tardáis. Y nos despedimos con una gráfica  explicación sobre el Día de la Toalla que hemos encontrado en Internet cuyo autor original desconocemos. Si deseas saber más, visita towelday.org


jueves, 18 de abril de 2024

Gigantes de la Divulgación: Carl Sagan

La Ciencia es el procedimiento de búsqueda de la verdad que permite al Cosmos pensar sobre sí mismo. Esta última reflexión no es mía, sino del inmenso astrónomo y divulgador científico Carl Sagan. Porque si la Ciencia es importante, es igualmente fundamental hacerla llegar a toda la Humanidad para que todos podamos maravillarnos y contribuir a la búsqueda continua del Conocimiento.

Por eso hoy dedicamos el segundo artículo sobre grandes divulgadores científicos a uno de los mejores seres humanos, se tome el criterio que se quiera, que jamás hayan existido: Carl Sagan.

Carl Sagan

Nacido el 9 de Noviembre de 1934 en el barrio newyorkino de Brooklyn, hijo de padres judíos, acudió a la universidad de Chicago, donde se licenció en Física en 1955 y obtuvo su doctorado en Astrofísica y Astronomía en 1960. Aquella época fue una de las más propicias para aquellos que amaban la ciencia del Cosmos. Superadas las carestías que la segunda guerra mundial había impuesto en todo el planeta y,  apoyándose en los avances tecnológicos que los ejércitos habían buscado con ahínco en su afán por destruir al adversario, el espacio y su infinita magnitud se mostraron propicios para convertirse en un nuevo campo de batalla, sin duda más pacífico y, sobre todo, más apasionante.

Tras su tesis sobre la atmósfera de Venus, que él definía como un planeta seco y muy cálido debido a su proximidad al sol, participó como científico ayudante en las primeras misiones Mariner de la NASA, las cuales obtendrían información suficiente para confirmar sus hipótesis. A pesar de su empleo como profesor tanto en la universidad de Harvard hasta 1968, como en la de Cornell, continuó apoyando y colaborando en las misiones exploratorias del Sistema Solar. Su entusiasmo y su fascinación por el Universo fue decisiva para lograr que las sondas Pioneer10 y Voyager portaran grabaciones en soporte áureo con información sobre la humanidad, de manera que cualquier ser inteligente que la encontrara, independientemente de dónde se hallara o cuan diferente fuera, pudiera comprender lo que somos y cómo somos.

Sagan en la Universidad de Cornell, 1974

Sus investigaciones se fueron centrando en la astrobiología, intentando comprender la naturaleza de nuestra presencia en el universo y la posibilidad de que la Humanidad no fuera una simple singularidad caprichosa del vasto Cosmos. Comenzó entonces a formular algunas hipótesis sobre la posibilidad de que en las lunas y satélites de Saturno pudiera haber océanos o lagos, haciéndolos potencialmente habitables. Como prolongación de sus investigaciones sobre Venus, estableció un paralelismo entre su atmósfera y los efectos del calentamiento de nuestro planeta debido a la sobreexplotación de las fuentes de energía fósiles que "pueden" convertirlo en un lugar hostil para la vida. Al tiempo no cejaba en su empeño por comprender nuestra soledad cósmica, buscando modos de establecer contacto con otras civilizaciones extraterrestres, promoviendo la creación de radiotelescopios de larga distancia para rastrear comunicaciones que pudieran provenir de seres inteligentes de más allá de nuestro Sistema Solar, implicándose con ello en el Instituto SETI.

Con su amor por la Ciencia y el mundo de la Física a flor de piel, alcanzó la fama mundial en la década de los 80 al presentar para la televisión una serie documental sobre el mundo que nos rodea, visto con la mentalidad científica y racional de la que en muchas ocasiones carecemos. Su serie COSMOS: Un Viaje Personal, estrenada el 28 de septiembre de 1980, fascinó a millones de personas por el modo en que el conocimiento se hacía accesible a través de un medio puesto al alcance de todos, y acercando de un modo fresco y renovado el armazón metodológico con el que hemos levantado nuestro concepto de la existencia humana, libre de supersticiones y prejuicios. 

Sagan, en un capítulo de Cosmos: A Personal Voyage 1980

A través de Cosmos: Un viaje personal, Sagan, nos acercó al recuerdo de viejos conocidos, como Kepler, Copérnico, Einstein... ¿Quién podría olvidar su explicación sobre la relatividad con un muchacho montado en una Vespa que cambiaba de color según el observador, mientras recorría las tranquilas callejuelas de un pequeño pueblo italiano casi a la velocidad de la luz? ¿quién no sentirá emociones de todo tipo cuando nos mostró la lucha y el valor de mujeres aguerridas como Hipatia o Curie, mujeres de un valor indomable que tuvieron que soportar los desprecios, humillaciones y, en algunos casos, la tortura y la muerte a manos de la superstición y la ignorancia? ¿quién no llorará las tristes horas de la humanidad como la destrucción de la Biblioteca de Alejandría? Todo aquello que nos intentó enseñar puede parecernos hoy antiguo, incluso demasiado antiguo, casi tan lejano como los tiempos de la antigua Grecia, pues ya han pasado varias décadas desde entonces, sin embargo sabemos que el viaje aún durará muchas más antes de que termine, porque nosotros sólo somos una pequeña etapa, apenas un suspiro en el espacio-tiempo de un Cosmos demasiado incomprensible.

Durante los siguientes años compaginó su trabajo como astrofísico con la publicación de varios libros, algunos más novelados que otros, exponiendo la Ciencia a una sociedad cada vez menos preocupada por comprender el mundo en el que vive, y en una época en la que la rutinaria monotonía de los viajes espaciales dejó de atraer la atención sobre la inmensidad de estrellas que sostienen la bóveda celeste durante las noches de oscuridad. Nunca dejó de exponer sus opiniones de la manera más razonada y respetuosa posible sobre todo lo concerniente a la Ciencia y su lugar en la sociedad humana: calentamiento global, religión, recursos energéticos, economía, desarrollo humano, política... ganándose con ello pocos amigos entre los individuos irracionales de nuestra especie, pero legión de admiradores entre los amantes de la búsqueda del conocimiento y la armonía entre los seres humanos.

Sagan, en una de sus últimas conferencias 1994

El 20 de diciembre de 1996 y tras una larga y dura lucha contra una variante de la leucemia, Sagan moría a la edad de 62 años en la ciudad de Seattle. Como ocurre con todos aquellos hombres o mujeres que se han dejado arrastrar por la pasión y su irrefrenable amor por la Ciencia, sus opiniones causaron malestar entre la comunidad científica, al considerar su forma de actuar y de comunicarse con el gran público como poco seria. Pero en el corazón de aquel niño que creció leyendo tebeos en los que la vida en los planetas del Sistema Solar no sólo era una posibilidad, sino una maravillosa certeza, germinó el entusiasmo por comprender el Universo de un modo lógico y ordenado. Ese Cosmos opuesto al Caos que loaron los griegos antiguos, le hizo creer que tal vez, sólo tal vez, en algún remoto lugar de la más remota de las galaxias, alimentada por el calor de una estrella poderosa y fuerte, habría sobre la superficie de algún planeta una especie lo suficientemente inteligente como para comprender el mundo que la rodeaba, comprenderse a sí misma y llegar a pensar que quizás, en algún otro lugar similar a aquél, habría un diminuto astro de color azul al que llamarían Tierra.

Para terminar no podemos resistirnos a copiar íntegro uno de sus textos más importantes en referencia a una fotografía mítica: Pale Blue Dot.

Así se llama la fotografía de la Tierra tomada el 14 de febrero de 1990 por la sonda Voyager 1 desde una distancia de 6,000 millones de Kilómetros. En ella la Tierra se ve como una mota de luz casi invisible por el brillo del Sol, y fue tomada por iniciativa de Carl Sagan como última fotografía del Voyager antes de apagar sus cámaras. La reflexión de Carl sobre dicha fotografía es simplemente sobrecogedora:

Pale Blue Dot 1990

Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo... es desafiada por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad—, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Quizás no hay mejor demostración de la soberbia humana que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos más amablemente los unos a los otros y de preservar y apreciar el pálido punto azul, el único hogar que hemos conocido.

Si no has podido encontrar nuestro planeta en la foto del Voyager 1, a la izquierda tienes una pista.

Y para despedirnos os recomendemos muy sinceramente visionar la serie original Cosmos: Un Viaje Personal, así como sus secuelas protagonizadas por el discípulo y continuador de Sagan, Neil deGrass Tyson (a quien ya dedicaremos su propio artículo): Cosmos: Una Odisea en el Espacio-Tiempo y Cosmos: Mundos Posibles. Así como cualquiera de los libros de Sagan: El Cerebro de Broca, Cosmos, Sombras de Antepasados Olvidados, Un punto azul pálido, El Mundo y sus Demonios: la Ciencia como una luz en la oscuridad o cualquier otro que caiga en vuestras manos.

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