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lunes, 18 de marzo de 2024

Científicas, Matemáticas y Astrónomas: Rosalind Elsie Franklin

Dentro de nuestra serie Científicas, Matemáticas y Astrónomas, hoy presentamos a Rosalind Elsie Franklin, descubridora de la estructura del ADN.

En 1920, en el barrio de Notting Hill de Londres, más dado a ser inspiración de frívolas comedias románticas que de valores científicos, nació una niña de nombre Rosalind. Era un país que aún recordaba el desastre de la Gran Guerra, pero puesto que su padre era un banquero liberal londinense, su posición era más bien desahogada. Vino al mundo en el seno de una familia que le podía brindar grandes oportunidades, su tío paterno fue ministro de interior en el gobierno de 1916, por lo que sus logros, aún siendo mujer en una sociedad de principios de siglo, podían ser ciertamente singulares. Por otra parte, su tía Helen, casada con el fiscal general para el Protectorado Británico de Palestina, era una ferviente sufragista asociada a movimientos sindicales, incluso su tío Hugh, reconocido defensor del voto femenino y cuyas actividades no eran del agrado familiar, estuvieron siempre presentes en su infancia.

Rosalind Elsie Franklin

Durante sus primeros años escolares destacó en ciencias, contraviniendo la excusa eterna según la cual el conocimiento de ciertas materias nos está reservado según nuestro género; así como en Latín, lengua viva muy apreciada entre los ciudadanos del imperio, y que contravenía igualmente la idea de que los idiomas nos corresponden por el lugar en que nacemos. En 1938 ingresó en el Newnham College de Cambridge en la rama de química, iniciando durante esos años sus primeros estudios en espectroscopía. En 1941 sería galardonada como la segunda de su promoción en los exámenes finales, lo que en aquellos días para una mujer representaba un título equivalente al de licenciado; no sería hasta 1947 cuando se equipararía la titulación para hombres y mujeres en dicha institución, siéndoles concedido de manera retroactiva a todas las mujeres graduadas con anterioridad a aquel año.

Sus conocimientos le permitieron acceder a una beca para desempeñar su labor para la Asociación de Investigación sobre los Usos del Carbón Británico, de importancia vital para la economía de las islas, ya que sobre aquella industria se había cimentado buena parte de sus conquistas coloniales. Sus conclusiones sobre la estructura del carbón permitieron una mejor clasificación de los distintos tipos de mineral atendiendo a sus aplicaciones como combustible, algo que sería primordial para el esfuerzo de guerra. Sobre dichos trabajos presentaría su tesis doctoral y sería en 1945 cuando se le otorgaría el título correspondiente. Los contactos que en aquellos años estableció con el gran número de científicos refugiados en Inglaterra a causa de la Segunda Guerra Mundial la llevarán al final de la misma a viajar al continente.

En el otoño de 1946, el científico galo Adrienne Weill la presentó al director del Centro Nacional de Investigaciones Científicas del gobierno francés y éste, finalmente, la pondría en contacto con el Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado en París, donde se incorporaría el 14 de febrero de 1947 como uno de sus quince investigadores. Allí, de la mano de Jacques Mering comenzaría el estudio de materiales amorfos mediante cristalografía de rayos X. Puesto que sus conocimientos estaban basados en el carbón se ocupó de investigar la variación del comportamiento de la estructura molecular de éste en su conversión en grafito.

Rosalind, durante su época en Francia

Su trabajo en Francia finalizaría en enero de 1951 y, de vuelta en Inglaterra, comenzó a estudiar el derivado del la química orgánica basada en el carbono que más interesaba al ser humano, el propio Ser Humano. Se unió así en aquel año a la unidad de Biofísica del Consejo de Investigaciones Médicas del King's College de Londres. Inicialmente su trabajo debería haberse centrado en los estudios de lípidos y proteínas, pero se le encomendó, sin embargo, el estudio bajo radiación de la estructura del ADN, puesto que era la única investigadora del centro con conocimientos en difracción mediante rayos X. 

Con anterioridad a ella, desde Mayo de 1950, Maurice Wilkins y Raymond Gosling habían iniciado con pobres medios el estudio de dicha estructura, pero sería a partir de 1951 cuando Rosalind se encargaría de la dirección de la investigación, además de guiar la tesis del propio Gosling. Dicho encargo generaría serias fricciones en el equipo, a parte de la falta de tacto del director del centro al no comunicar dicho cambio a los propios interesados, Wilkins y Gosling, no sería raro suponer que el hecho de que dicha responsabilidad recayera sobre una mujer recién regresada del extranjero, por muy preparada que estuviera, fuera a ser aceptada en aquellos tiempos por Wilkins sin cierto recelo.

Las mejoras que Rosalind fue introduciendo en la técnica de obtención de las imágenes del ADN crearon en Wilkins un resentimiento que le llevaría a calificar la actitud de Rosalind como de fría superioridad. Existía además entre ellos diferencias de carácter que se volvieron insalvables: a la tenacidad, concisión e impaciencia de Rosalind, se oponían la timidez y calma de Wilkins. A pesar de todo ello, Rosalind y Gosling, descubrieron que las fibras de ADN se comportaban de modo diferente en presencia de un medio acuoso. Este hecho y la compleja situación de relaciones personales en el equipo, hizo que el director del centro optara por separar ambos estudios, encargando a Rosalind y Gosling las investigaciones sobre uno de los comportamientos del ADN y a Wilkins sobre el otro. A finales de 1951, Wilkins estaba convencido de que ambos estudios llevarían a confirmar una forma de doble hélice del ADN, por el contrario, Rosalind opinaba que únicamente el tipo de ADN estudiado por Wilkins era helicoidal. Sin embargo, en enero de 1953, Rosalind confrontando los resultados de ambos estudios apoyaría la teoría de que en ambas situaciones el ADN compartía la misma estructura. El 6 de marzo de 1953, Rosalind presentó dos manuscritos exponiendo y confirmando los resultados de Wilkins, un día antes de que James Watson y Francis Crick completaran su modelo. La publicación prevista para sus propios estudios quedaría traspapelada durante varios años en su despacho del King's College.

Fotografía 51,
 que muestra el patrón de difracción
 por rayos X del ADN

Antes de aquellas publicaciones, el 30 de enero de 1953, Watson acudió al King's College para convencer a Rosalind de la necesidad de trabajar juntos con el fin de resolver el dilema de la estructura del ADN, tras percatarse de que el modelo propuesto por Linus Pauling era incorrecto, y tomar así ventaja sobre él antes de que se percatara de su error, sin embargo no obtuvo ningún éxito al acusar a Rosalind de ser incapaz de interpretar sus propios resultados. Ante el enfado y la negativa de Rosalind, Watson acudió al despacho de Wilkins, quien para intentar conciliar a su viejo amigo le mostró, sin permiso de Rosalind, la Fotografía 51. De este modo, si bien la cooperación entre Watson y Crick, con la participación de Wilkins, había servido para inspirar la interpretación del modo en que se estructuraba el ADN, no sería sino gracias a las fotografías de rayos X realizadas por Rosalind y Gosling que se determinaría la certeza completa sobre este hecho. Rosalind siempre había afirmado que un modelo teórico no puede comenzarse hasta que los datos experimentales sean suficientes como para imaginarlo. El 28 de febrero de 1953 Crick consideró oportuno afirmar mediante los sistemas tradicionales de información británicos, esto es, en el pub local, que habían descubierto el secreto de la vida, aún sin tener la confirmación experimental suficiente.

Y fue así, cómo el 7 de marzo de 1953, Watson y Crick dieron por finalizado su modelo, tras recibir una carta el día anterior de parte de Wilkins informándoles de que Rosalind había abandonado el King's College por el Birkbeck College y que por tanto tenían las manos completamente libres para revisar sus estudios. Semanas después, en abril de 1953, Rosalind solicitó a Watson permiso para observar su modelo, manteniendo aún ciertas suspicacias sobre la exactitud del mismo y considerando que aún se precisaban más observaciones experimentales para afirmarlo.

Rosalind, en 1955

Su incorporación al Birkbeck College para realizar estudios sobre la estructura viral, en especial en el medio vegetal a cargo del Centro de Investigación Agrícola se debería a J.D.Bernal, irlandés comunista, ardiente defensor de la inclusión de mujeres en los departamentos científicos británicos. Durante los años siguientes se ocupó de examinar la estructura de otro componente esencial en la transmisión de la información genética, el ARN, parte fundamental de la existencia de los agentes virales. En 1956 durante una estancia en Estados Unidos por motivos laborales su salud se resintió y en septiembre de aquel año le fueron extirpados dos tumores abdominales. Incluso durante el tratamiento Rosalind continuó trabajando al frente de sus investigaciones, ocupándose su grupo de trabajo del estudio de la polio.

Sin embargo, a finales de 1957 su deterioro era ya inevitable, en abril del año siguiente, con apenas 37 años, Rosalind fallecía a consecuencia de una neumonía agravada por un cáncer de ovario, enfermedad supuestamente generada por la exposición continuada a las radiaciones procedentes de los arduos experimentos que había llevado a cabo, de un modo similar a cómo le había acontecido a Marie Curie. Sobre su tumba, sus padres, que la sobrevivieron dejaron escrito: Sus investigaciones y descubrimientos sobre los virus permanecerán como un beneficio duradero para la humanidad.

Los primeros datos públicos generales sobre la teoría de la doble hélice de ADN no aparecerían hasta 1960, y sólo a partir de 1962 comenzaría a ser ampliamente aceptada. Afinar y confirmar la teoría había llevado siete largos años, y fue la enemistad con Rosalind, frente a la amistad con Wilkins, además del hecho de haber sido éste el iniciador de los estudios con rayos X sobre el ADN los que llevarían a Watson a apoyar la inclusión de Wilkins en la candidatura conjunta a los premios Nobel ese mismo año. Para Rosalind, sin embargo, ya era demasiado tarde.

James Watson, Francis Crick
Rosalind Franklin y Maurice Wilkins
¿Quién NO recibió el Nobel por el descubrimiento
de la estructura del ADN?

Una vez más la naturaleza cruel de la humanidad gobernada por el sentido masculino de la historia la privaría del justo reconocimiento. Era imposible que Rosalind recibiera el Premio Nobel ya que no se concede de manera póstuma, pero ni tan siquiera durante el discurso de agradecimiento ni Watson ni Crick citarán su nombre; sólo Wilkins hará una leve referencia a la gran aportación de Rosalind, pero nada más. Pues bien, queden para ellos los honores y los galardones, quédense con sus despachos y su misógina existencia que presupone a los hombres las grandes ideas y reserva a las mujeres el sacrificio y el esfuerzo diario que las sostiene y que las arrastra a morir antes de tiempo, y déjennos a nosotros el recuerdo y la admiración hacia una mujer cuya inteligencia, tozudez y dedicación nos llevó a ver lo más profundo de nosotros mismos. Y no, no se trata de nuestra alma.

viernes, 2 de febrero de 2024

Científicas, Matemáticas y Astrónomas: Maria Gaetana Agnesi

El mes de Enero ha sido bastante complicado por motivos profesionales y personales y, por ello, no hemos podido publicar artículos con la frecuencia deseada, pero no queríamos dejar pasar más tiempo sin, al menos, seguir con la serie mensual de mujeres científicas: hoy os presentamos a la matemática Maria Gaetana Agnesi.

Maria Agnesi en Iconografia italiana
 A. Masotti (1940)
Nacida el 17 de Mayo de 1718 en Milán, entonces parte del Imperio Romano Germánico, como hija mayor de un acaudalado hombre de negocios que llegó a tener 22 hijos en tres matrimonios, María fue considerada muy pronto una niña de gran inteligencia. A los cinco años de edad hablaba correctamente Francés además del Italiano, y a los trece Griego, Hebreo, Español, Latín, y Alemán; todo ello gracias a que sus padres no escatimaron gastos en la formación de sus hijos, quienes podían disponer plenamente de preceptores y profesores particulares con los que debatían en largas sesiones en el salón familiar. Entre sus capacidades, que rozaban la leyenda entre los círculos cultos de Milán, se afirmaba que a los nueve años había expuesto una composición en Latín en defensa del derecho de las mujeres a recibir una educación superior; aunque otros destacaban que este hecho no era sino la traducción al Latín de un ensayo cuya autoría correspondía a uno de sus educadores. Su talento sorprendente se convirtió con el tiempo en un espectáculo que sólo agradaba a su padre, que se permitía el lujo de exhibir aquel joven prodigio pero que causaba en ella hastío y aburrimiento.

Con el fin de huir de aquella vida de frustración a la que era sometida, buscó cobijo en un convento, en el que su padre sólo permitió que permaneciera a modo de retiro pero impidiéndole que ingresara en ninguna orden religiosa, y sin desatender sus obligaciones familiares, ya que las tempranas muertes de las dos primeras esposas de su padre la convierten de manera indirecta en la madre que sus hermanos han perdido. Carga dura y pesarosa que debe afrontar con gran entereza, ya que sólo cuatro de todos sus hermanos llegarán a sobrepasar los treinta años de edad. A partir de los 20 años su inclinación científica se centra en las matemáticas gracias al monje Ramiro Rampinelli.

Instituzioni Analitiche
Agnesi 1748
Como resultado en 1748 aparece su obra Instruzioni analítiche ad uso della gioventù italiana, conformando un compendio de matemáticas sobre los más dispares autores, desde Euler a Leibnitz, armonizando y estructurándolos de un modo coherente que permitirá a otros comprender de forma más fácil conceptos matemáticos aún incipientes como las diferenciales o el cálculo, acompañando acertadamente la exposición de los temas con ilustraciones y ejemplos y aportando una visión moderna del estudio de las ciencias. Entre todas las figuras expuestas en su publicación una atrajo especialmente la atención de los matemáticos y, aunque había sido propuesta con anterioridad por Fermat en 1703 y construida parcialmente por Grandi en 1718, fue el tratamiento que Maria le dio en su trabajo por lo que se la conoce desde entonces como la Curva de Agnesi.

Curva de Agnesi, segú su obra de 1748
En 1750, coincidiendo con una grave enfermedad de su padre, el papa Benedicto XIV, entusiasta de las matemáticas y conocedor del trabajo de María, le ofrece la Cátedra de Matemáticas y Filosofía Natural de la Universidad de Bolonia, pero ella no acepta el ofrecimiento. Su voluntad de retirarse del mundo y abandonar las matemáticas y los cuidados que su padre requiere la mantienen ocupada durante los dos años siguientes. Es entonces, liberada de cualquier obligación filial tras el fallecimiento de su padre, cuando decide dedicarse a sus inclinaciones religiosas ocupándose en el estudio de la Teología y entregando toda su fortuna a los menos afortunados. En los primeros días de 1799 fallece rodeada de pobreza, la propia y la ajena, como directora del Hospicio de Trivulzio de Milán donde ha ocupado sus últimos años al cuidado de pobres y enfermos.

Maria Agnesi es considerada por algunos como la matemática más brillante desde los tiempos de Hipatia, formando parte de ese grupo de personas que han demostrado un talento natural para la comprensión de problemas complejos que permanecen ocultos para la mayoría y cuyas contribuciones al conocimiento de toda la humanidad permanece en ocasiones olvidado para siempre por su condición de mujeres. También muchos nos preguntamos hasta donde habrían avanzado las Matemáticas, y también el reconocimiento de la Mujer, en el siglo XVIII si Maria hubiese aceptado su Cátedra en Bolonia. En cualquier caso, es muy probable que todos aquellos que nos hemos asomado a las matemáticas en nuestra vida, al tener en nuestras manos un libro de fórmulas y ecuaciones hayamos imaginado sin dudar que la curva de Agnesi no podía corresponder más que al saber de un hombre, pues su nombre figura junto a los de Euler, Lagrange o Leibnitz, demostrando con ello nuestra doble ignorancia, la de ser incapaces de crear algo así y la necedad de no imaginar que la persona que se halla detrás de ese logro humano sea una mujer.

martes, 2 de enero de 2024

Científicas, Matemáticas y Astrónomas: Dian Fossey

En nuestra serie favorita, Científicas, Matemáticas y Astrónomas hoy os presentamos a una bióloga, la maravillosa Dian Fossey.

Dian nace en San Francisco el 16 de enero de 1932 y tras una infancia no demasiado feliz en la que, tal vez precisamente por eso, comenzó a sentirse muy atraída por los animales, se graduó en Terapia Ocupacional en 1954. Pasó trabajando varios años en un hospital de Kentucky donde conoció los trabajos sobre gorilas del zoólogo George Schaller. 

Entusiasmada por dichos estudios Fossey viajó a África por primera vez en 1963 donde conoció al arqueólogo británico Louis Leakey, otro apasionado del estudio de los grandes simios. Leaky le encargó un trabajo de investigación sobre gorilas y así, en 1966 consigue financiarse, a través de la National Geographic Society un viaje para trabajar en Zaire (actual República Democrática del Congo), aunque  debido a la complicada situación política pronto se traslada a Ruanda. Junto a Jane Goodall, dedicada a los chimpancés, y a Biruté Galdikas, dedicada a los orangutanes, Dian fue conocida como uno de los "Ángeles de Leaky". Desde el comienzo de sus trabajos Fossey demostró una impresionante capacidad para ganarse la confianza de los gorilas, y dio nombre a algunos de los que trabajaban directamente con ella, incluyendo a su preferido, Digit.

En 1967 Dian funda el Centro de Investigación de Karisoke, un campo de trabajo localizado en las Montañas Virunga, en la provincia de Ruhengeri, en Ruanda. Dian se convirtió en una celebridad mundial cuando en 1970, su trabajo dedicado a salvar de la extinción al gorila de las montañas es portada en el número de enero de National Geographic. En 1974 es nombrada Doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge.

Dian Fossey era partidaria de la "conservación activa", creando patrullas anti-furtivos y defendiendo la preservación del hábitat natural de las especies, en contraposición a la "conservación teórica" que incluye la promoción del turismo. También se opuso siempre a los parques zoológicos ya que la captura de un animal suele significar la muerte de todos los miembros de su familia; además muchos animales no sobreviven al transporte y los índices de supervivencia y nacimientos en un zoo son casi siempre inferiores a los de la vida salvaje. Además Dian entendía que el mantenimiento de animales en prisión para el entretenimiento del público era simplemente no ético. En 1983 publica su obra escrita, Gorilas en la Niebla, que explica toda su lucha en defensa de los gorilas y la Naturaleza en general.

Dian Fossey con sus gorilas en una fotografía de National Geographic

El 26 de diciembre de 1985 Dian Fossey fue encontrada brutalmente asesinada en el dormitorio de su gabinete. Su cráneo había sido partido con un arma nativa, una panga, normalmente utilizada por los cazadores furtivos que ella había confiscado años antes y que tenía como decoración en la pared de su sala de estar. Las circunstancias de su muerte siguen siendo un misterio: Farley Mowat, autora de la biografía Fossey en la Niebla, piensa que es muy extraño que Fossey fuera asesinada por furtivos, sino que más bien fue muerta por aquellos que la veían como un impedimento al turismo y a la explotación financiera de los gorilas; las evidencias del crimen apuntan claramente a que quien lo hizo conocía perfectamente la vivienda de Dian y sus costumbres diarias, además no faltaba nada de valor, miles de dólares en efectivo y cheques de viaje, equipo fotográfico sofisticado... que hubiera sido, indudablemente, muy apetecible para un furtivo. Tras la muerte de Fossey todo su equipo, incluyendo a Rwelenka, un explorador que había sido despedido meses antes, fue arrestado. Todos fueron liberados, excepto Rwelenka que murió en prisión, oficialmente habiéndose suicidado colgándose.

Lugar de descanso de los restos de Dian Fossey
junto a sus amigos Gorilas.
El hecho es que había muchas organizaciones interesadas en el fracaso de Fossey para usar los gorilas con propósitos turísticos y por tanto, para producir beneficios económicos; entre ellos, la Oficina de Turismo de Ruanda, el Fondo Mundial para la Vida Salvaje, la Fundación Africana de Vida Salvaje, el Proyecto Monte Gorila... Fossey nunca ocultó que el dinero que mucha gente le enviaba a través de estas organizaciones para financiar sus patrullas anti-furtivos, acababa en la financiación de proyectos turísticos y "para pagar el billete de avión de los llamados a sí mismos conservacionistas que jamás formarán parte de una patrulla anti-furtiva ellos mismos". Aun hoy, muchas de estas organizaciones que se opusieron a Dian siguen recolectando dinero usando su nombre, y usan este dinero para justo lo contrario a lo que Dian dedicó su vida. Notaremos que semanas antes de la muerte de Dian la Oficina de Turismo de Ruanda rechazó la renovación de su visado. De todas formas Augustin Nduwayezu, un comprensivo Secretario a cargo de inmigración, le concedió un visado especial de dos años; Mowat cree que este visado significó, de hecho, su condena a muerte.

Dian Fossey está enterrada en un lugar de Ruanda que ella misma había construido para sus amigos gorilas muertos.

Uno de los amigos de Dian, el Doctor Shirley McGreal continuó trabajando para la protección de los simios a través de la Liga Internacional para la Protección de los Primates, una de las pocas organizaciones que según Fossey promocionaban la "conservación activa". Hoy, tras los genocidios en Ruanda y Burundi de los años 90, no queda prácticamente nada del campo o la obra de Fossey.

Se calcula que quedan menos de 800 individuos en estado salvaje de Gorila de Montaña (Gorilla beringei beringei), la subespecie estudiada por Fossey.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Científicas, Matemáticas y Astrónomas: Émilie du Châtelet

En la serie Científicas, Matemáticas y Astrónomas hoy os presentamos a Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, Marquise du Châtelet.

Nació en París, Reino de Francia, el 17 de diciembre de 1706 como hija de Louis Nicolas le Tonnelier de Breteuil, Secretario Principal de Luis XIV, lo que le permitió, desde una posición más que acomodada, vivir en el ambiente de la corte francesa. Puesto que el matrimonio ha sido el destino que la Sociedad ha reservado a las mujeres hasta no hace mucho tiempo, sus padres se ocuparon de que recibiera la educación adecuada para moverse cómodamente entre las capas sociales de la burguesía y la aristocracia. Recibió clases de danza, y canto, artes en las que demostró unas cualidades notables. Pero quizás a diferencia de otras mujeres, puede que con el fin de convertirla en una joven más fácilmente casadera, recibió clases de esgrima, equitación y también de idiomas. A los doce años se expresaba con fluidez en latín, italiano, griego y alemán, lo que con el tiempo le permitiría realizar traducciones de los clásicos grecolatinos al francés.

Émilie du Châtelet.
Retrato de Maurice Quentin de La Tour

A parte de esta educación útil para el lugar que debería ocupar en la Francia anterior a la revolución de 1789, recibió además una educación científica que le permitió iniciarse en la física y las matemáticas. A pesar de su formación científica y su carácter ciertamente rebelde, el 20 de Junio de 1725, cumpliendo con el contrato social de su posición, contrajo un matrimonio de conveniencia con el marqués Florent-Claude du Châtelet. Apenas tenían nada en común que pudiera servirles para llevar una vida feliz, por lo que después de tener su tercer hijo y considerar que había cumplido con lo que se esperaba de ella, acordó con su marido mantener su matrimonio pero con la libertad suficiente por ambas partes como para vivir sus vidas de modo independiente. Así mientras él cumplía con sus obligaciones militares fuera de París, ella permaneció bajo la influencia de la corte.

Con un alto grado de libertad Émilie mantuvo varios amantes de los que no sólo disfrutó el placer del amor, sino que también aprendió de ellos todo cuanto pudo y compartió la fascinación por el conocimiento y el saber que a cada uno le era propio. Tres de ellos fueron los más conocidos: con 24 años Émilie compartió sus días con el duque de Richelieu con el que departía sobre filosofía y literatura, un amor que duró tan sólo un año y medio. Durante ese tiempo descubrió las teorías de Newton y el propio duque la impulsó para que profundizara sus conocimientos en matemáticas, de modo que, tras conocer a Moreau de Maupertuis, éste se convirtió en su tutor en geometría y también en su nuevo amante. Moreau era astrónomo, matemático y físico y también compartía su interés por las nuevas teorías sobre gravitación que llegaban desde Inglaterra, causa por aquellos días de acalorados debates en la Academia de Ciencias. Finalmente, la cada vez mayor actividad científica de Émilie la llevó a conocer al autor de Cándido, Voltaire, con el que viviría durante quince años en la villa de éste en Cirey-sur-Blaise en el Alto Marne.

Les Élements de la Philosophie de Newton,
de Voltaire. Émile aparece como su musa.
Durante los años que vivieron juntos, de mutuo aprecio y respeto como diría el propio Voltaire, Émilie profundizó en las teorías sobre el concepto de energía en los cuerpos en movimiento, y partiendo de las teorías de Gottfried Leibniz, perpetuo rival de Newton, más los resultados experimentales de Gravesande, llegó a la formulación correcta de que la energía cinética de un cuerpo es proporcional a su masa y al cuadrado de su velocidad, exponiendo sus conclusiones en 1737, tesis que contradecía la opinión del propio Newton, Voltaire, y otros que pensaban que la energía era directamente proporcional a la velocidad y no a su cuadrado.

En 1749 Émile descubre que está embarazada del poeta el poeta Jean François de Saint-Lambert y, anticipando su más que posible terrible destino, trabajó para concluir la traducción al francés de la monumental obra Principia Mathematica de Newton, texto al que ella añadió algunos comentarios sobre la conservación de la energía. No resulta sorprendente por tanto el comprobar con cierta distancia como en mecánica clásica, la afirmación de Émilie, E = 1/2 m v^2, se verá completada siglos más tarde por Einstein en la mecánica relativista, E = m c^2.

El 10 de septiembre de 1749, y como ella misma temía, Émilie fallece como resultado de complicaciones e infecciones tras el parto. Así nos dejó la mujer de la que Voltaire dijo "Un gran hombre, cuyo único defecto fue ser mujer". Entre provocación y halago, no deja de recordarnos que incluso en una época de incipiente Razón, y en la mente de uno de los mayores genios de la historia, el hecho de ser mujer era, cuando menos, sorprendente.

Hoy millones de niños y niñas en el mundo aprenden cada día las viejas fórmulas sobre energía cinética y potencial; pero es tan cierto como que las manzanas caen de los árboles atraídas por la fuerza de la gravedad, que casi todos ellos ignorarán la contribución de Émilie. A Newton, desde luego, lo recordamos por su genial formulación sobre la gravedad, sin embargo a ella y a otras muchas las ignoramos por la fuerza de la costumbre y la tradición, a pesar de que los conocimientos y el saber que nos han regalado permanecen grabados en nuestras mentes desde siempre y para siempre.

lunes, 30 de octubre de 2023

Científicas, Matemáticas y Astrónomas: Hypatia de Alejandría.

Hoy nos gustaría comenzar una serie de artículos para presentar a grandes científicas de la historia. Las mujeres científicas, matemáticas, físicas, químicas, astrónomas... como en tantos aspectos de la vida, han sido, en el mejor de los casos, minusvaloradas o presentadas como excepción; cuando en realidad la contribución de las mujeres a la Ciencia es simplemente inconmensurable, ya que no podremos nunca llegar a saber toda la verdad tras los progresos científicos de los hombres. Pero lo poco que sabemos nos puede dar una idea... Inauguramos la serie con una de nuestras científicas favoritas: la gran Hypatia.

Retrato ficticio de Hypatia
por Jules Maurice Gaspard

Hipatia o Hypatia (en griego: Υπατία) nació en 370 (según algunos historiadores en 355) en la ciudad egipcia helénica de Alejandría durante el apogeo de la crisis de finales del siglo IV. El Imperio Romano se divide definitivamente entre Oriente y Occidente, el cristianismo ocupa el poder en ambos y se extiende por las provincias que se convierten en campo de batalla entre las diversas facciones cristianas. La rivalidad entre Alejandría y Constantinopla para erigirse en líderes de Oriente acaba con la separación de la iglesia de Egipto de la de Oriente; mientras que los paganos son perseguidos sin piedad.

Una época, por tanto, terrible para que una mujer intentara aprender ciencia, filosofía, matemáticas y astronomía. Sin embargo, esto mismo fue lo que hizo Hypatia. Su padre, Teón de Alejandría, era matemático y astrónomo, y trabajaba en la biblioteca sucesora de la mítica Gran Biblioteca de Alejandría que se perdió en el año 48 a.n.e. Teón decidió educar a su hija en todas las disciplinas del saber, así como inculcar en ella la pasión por el conocimiento. Teón se sintió muy orgulloso de que su hija le superara en todos los aspectos.

Hypatia estudió historia, religiones, oratoria, filosofía, pedagogía... Viajó a Atenas y Roma, y de vuelta en Alejandría convirtió su casa en un lugar de enseñanza al que acudían sabios y estudiantes de todo el Imperio. Entre ellos se contaba a Sinesio de Cirene -luego obispo cristiano y al que debemos gran parte de la información que tenemos sobre su Maestra-, y Hesiquio el Hebreo -que también dejó escritos donde da cuenta de las actividades de la excepcional hija de Teón. 

Sin embargo nada de esto sirvió para evitar su trágico destino. Hypatia era pagana y neoplatónica; y tras la muerte del emperador Juliano, los días de la filosofía y las religiones paganas estaban contados. A pesar de ello, Hipatia no consintió en convertirse al cristianismo, y no hizo caso de los consejos que su alumno Orestes, ya por entonces Prefecto Romano, le daba en este sentido para salvar su vida. Hypatia, la científica, la pensadora, la mujer, era, a ojos de los cristianos, simplemente una bruja.

Ilustración de la muerte de Hypatia, por Louis Figuier para su Historias de eruditos famosos 1866

En 412 Cirilo de Alejandría fue nombrado Patriarca de la ciudad egipcia (título que solo obtenían además los primados cristianos de Constantinopla, Jerusalem y Roma -en el caso romano se empezó a utilizar el nombre de papa-). Cirilo, más tarde hecho santo por la iglesia católica, fue un fanático que pasó su vida combatiendo contra los paganos y cristianos de otras creencias (estaba especialmente obsesionado con la secta cristiana de los nestorianos) y fue, con toda probabilidad, el instigador y principal responsable de la muerte de Hypatia.

El hecho es que en marzo de 415, un grupo de monjes de la iglesia de San Cirilo de Jerusalén apresaron a Hypatia, la desnudaron, la golpearon y la arrastraron por toda la ciudad hasta llegar al templo Cesáreo, donde la mataron cortando su piel y su cuerpo con conchas de ostras. Tras su muerte, descuartizaron su cuerpo y lo quemaron. Estos hechos están recogidos por el obispo de Egipto Juan de Nikio, del siglo VII. Orestes, como Prefecto de Roma, inició una investigación sobre la muerte de su maestra y al poco tiempo él mismo tuvo que abandonar su cargo y huir de la ciudad para salvar la vida.

En cuanto a las contribuciones de Hypatia a la ciencia, en realidad debemos decir que fue más una maestra y divulgadora que una descubridora. Cierto es que vivió una época muy difícil para poder profundizar en cualquier descubrimiento, y más siendo mujer; una época en que la Ciencia empezaba a ser considerada como enemiga de la religión dominante

De todas formas algunos de sus trabajos han llegado hasta nosotros, por ejemplo sus correcciones al Libro III del Almagesto, tratado astronómico escrito por Ptolomeo en el siglo II. Es posible que llegara a publicar comentarios a los 9 libros del tratado. También escribió anotaciones y correcciones a la Arithmetica de Diofanto de Alejandría, uno de los grandes matemáticos de la época que es considerado el padre del Álgebra; y comentarios a los trabajos sobre secciones cónicas de Apolonio de Perge entre otros escritos.

Por testimonios de sus discípulos sabemos que inventó un método para construir un astrolabio plano,  un procedimiento para destilar agua, un hidrómetro para medir la densidad de los líquidos y un aparato para medir el nivel del agua.

Hypatia fue la última gran neoplatónica y su muerte es un símbolo del oscurantismo que atenazaría Europa durante mil años. La figura de Hypatia, en cuanto a su cualidad de ser humano, filósofa, científica y mujer es de una grandeza difícilmente apreciable. En el capítulo final de su magna obra, Cosmos: A Personal Voyage, Who Speaks for Earth? Carl Sagan recuperó la memoria de Hypatia como símbolo de la razón destruida por la locura de los hombres.

Carl Sagan sobre Hypatia

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